jueves, 17 de diciembre de 2009

Amor oculto

Tanto tiempo sufriendo por un amor que solo se da en el silencio, una historia privada de sentimientos, una situación incoherente que hace que mi corazón divague confundido por los parajes del tiempo, en busca de una solución a este dilema. ¿Cómo decirte que mi mundo se desmorona con cada paso que das en mi contra? ¿Cómo hacerte saber que eres tú quien hace que mis días merezcan la pena? Con tu sonrisa despejas cualquier ventisca que atraviesen mis sentidos. Dos corazones separados, un sentimiento no compartido, una amistad más fuerte que cualquier otra cosa, que ordena al silencio que invada mis deseos de contarte lo que siento, que me priva de los impulsos de rozar tus labios, de acariciar tu cuerpo, de mantenerte la mirada…
Alejandro Palma.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Ya no sé...

Ya no sé en qué creer ni en qué soñar,

Ya no sé a quién seguir o con quién debo hablar,

Ya no sé si es cuestión de querer o es cuestión de odiar,

Ya no sé si hacer el bien o hacer el mal,

Ya no sé en quién creer o a quién rezar…

Sólo necesito normalidad.

Alejandro Palma

viernes, 4 de diciembre de 2009

Thoughts

Please, help me... I'm coming undone into this forgotten sea... Trying to stay alive while thousands of hands hold my soul and keep me on the dead road. I need to see the light which take me out of this dream, to stand my ground and be once again by your side... I just need you...
Alejandro Palma

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Corazón en puño...

Sintiendo un vacio abismal que nunca antes había sentido me dispongo a corregir mis pasos y a volver en el camino para enmendar mis fallos, para no sentir, para ser persona, para ser un poco más humano… Quisiera arrancarme el corazón de cuajo por las consecuencias que éste trae… Al fin y al cabo, qué nos otorga, ¿Vida? Es un término sobrevalorado, algo a lo que damos demasiado valor. Otra de las cosas que nos brinda este músculo inútil es el dolor, ese que sentimos cuando un amigo se va, cuando un amor muere, cuando una ilusión se rompe… Sí, hablo de ese dolor, ese que experimentáis cuando, con un ramo de flores en la mano, un "No" atraviesa tu pecho como un puñal… Ese dolor de ver como la vida de la persona a la que más quieres se esfuma entre tus dedos sin poder hacer nada para dar marcha atrás y deshacerlo todo… Sí amigos, ese dolor. Tampoco podemos olvidar, obviamente, esta sensación estúpida que nos controla la mayoría de las veces… Eso llamado… Amor: sentimiento completamente inútil el cual transforma nuestro corazón en la diana principal de una atracción de circo, que lo manipula a su antojo, que lo rasga cada vez que falla en su puntería y que una vez llega a su límite, se quiebra en mil pedazos que terminan siendo muy, pero que muy complicados de volver a poner en su sitio. Amigos, yo, desde aquí, con el corazón en un puño, intentado reconstruirlo, os digo: Que nunca más sintáis nada por nadie. Cerrad vuestro corazón con las puertas más acorazadas de las que dispongáis, vestidlo con las mejores armaduras que tengáis y si tenéis un cofre, encerrarlo dentro, bajo llave y luego tiradla al mar… Sólo de esa forma os otorgo una vida sin decepciones, sin dolores, sin emociones. Una vida en la cual tú gobiernas en ti mismo, una vida que no te hará derramar ni una sola lágrima por nada ni por nadie, una vida en la que tú eres el que lleva las riendas… Una vida en la que tú eres tu propio rey.

Alejandro Palma.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Fuego... apiádate de mí.

Fuego del tártaro, deja mi corazón marchito, olvida mi existencia y mis penas y abandóname para acabar con mi sufrimiento. Llévate todos mis recuerdos y mis vivencias, mis experiencias más destacadas, mis logros y fracasos y sobre todo, no olvides llevarte mis amores... Esos amores los cuales se te clavan en las entrañas y te hacen sangrar hasta la última gota de sangre, gotas que terminan convirtiéndose en lágrimas que lloran un fracaso, una ruptura, un rechazo... Fuego del Hades, elimina mi dolor y acaba con mi existencia, destroza mi niñez rememorada tras largos años de vida, derrite los glaciares que la vida ha impuesto en mi camino hacia la victoria, acaba con mis enemigos y con mis mejores amigos... Fuego... Déjame solo, pero no olvides alimentar mi mísera existencia con la cólera restante de tus castigos sin sentido, lléname de odio y hazme fuerte y mezquino, cierra todas y cada una de las puertas de mi destino y deja que yo, por mí mismo, encuentre el camino...
Alejandro Palma

domingo, 15 de noviembre de 2009

Un día inesperado...

-Te quiero...

-Yo también

-Quiero decirte por qué te quiero

-Vamos, está lloviendo, te has enterado, ¿No?

-Tengo que decírtelo y...tienes que oirlo. Te he querido desde que te conocí, pero... no me he permitido sentirlo realmente hasta ahora. Siempre pensaba en el futuro Tomaba decisiones movido por el miedo. Hoy... gracias a ti, a lo que he aprendido de ti... Cada decision que he tomado es diferente y mi vida ha cambiado por completo. He aprendido que si lo haces así, vives al máximo... No importa si te quedan cinco minutos o cincuenta años... Samantha, de no ser por ti, de no ser por hoy, jamás sabría lo que es el amor. Gracias por ser la persona que me ha enseñado a amar y a ser amado...

-No se qué decir...

-No tienes por qué decir nada... Sólo quería decírtelo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Positivismo... Es lo que queda.

Mirar adelante, con la cara alta y con el orgullo impregnado en las facciones, no dejar que la vida te gane y mirar todo con unos ojos positivos. La vida barre, pero no siempre se lleva todo lo que quiere... Sólo es cuestion de juntar las motas de polvo que quedan esparcidas por el suelo...

Alejandro Palma

viernes, 2 de octubre de 2009

Untitled: pasaje

Una vez en la cocina, recogiendo todos los platos y demás objetos de cumpleaños, me apresuré a preguntarle por la escena que había visto antes.

-Mamá… ¿Pasa algo entre Patrick y tú? –Llevaba tiempo sin llamar a mi padre por el nombre que le correspondía… Desde que me negó como hijo, lo llamaba por su nombre de pila y no por el de padre.

-James, no seas bobo, ¿Qué va a pasar entre tu padre y yo? –El tono de mi madre era asustadizo y las palabras que brotaban de su boca chocaban unas contra otras.

-Venga ya mamá, sabes de sobra que no lograrás convencerme…

Hubo un momento de silencio. Mi madre detuvo por completo sus movimientos y se quedó mirando durante un instante a través de la ventana.

-James… ¿Quién es ese hombre que está en el porche?

Sus palabras me atravesaron como un rayo. El miedo de su voz se introdujo lentamente por mi cuerpo haciéndome sentir un escalofrío tremendo.

-¿De qué hombre me estás hablando mamá?

-Es un joven fuerte, no consigo ver mucho más. Solo logro ver su silueta... –Dijo mi madre aún quieta en el mismo sitio.

Me acerqué rápidamente hasta donde se encontraba mi madre mirando hacia la ventana que miraba el portal de la casa. Otra vez la misma sensación, otra vez en entorno en el que me encontraba se volvía triste y deprimente.

-No puede ser... –Dije en voz baja pero aún audible.

-¿Qué pasa James? –Mi madre, preocupada, se percató de mi batalla interna – ¿Conoces a ese hombre?

-Sí y no. Espera aquí, voy a preguntar qué quiere. –Me di media vuelta para dirigirme hacia una situación que no me daba buenas vibraciones. Antes de continuar, me volví nuevamente hacia mi madre. –Pase lo que pase, no te muevas de aquí. Si la cosa se complica, llama a la policía, ¿Entendido?

A mi madre se le abrieron los ojos exageradamente y el miedo se apoderó de su semblante mientras una lágrima nacía en la cuenca de sus ojos. Simplemente asintió.

-James, ten cuidado hijo.

Ahora sí. Nuevamente puse rumbo a la puerta principal de casa, una vez en ella, me detuve y respiré durante un par de segundos para tomar valor y calmar mi cuerpo. Giré el pomo de la puerta y lo pude ver de cerca. Seguía sin mostrar su cara. Lo máximo que alcanzaba ver de él era su largo pelo azabache el cual descansaba en su cuerpo, justo hasta la parte baja de sus hombros y asomaba por fuera de la capucha negra que llevaba puesta.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres?

Esta vez pude ver algo más que su pelo: su sonrisa, brillante, perfecta ahora me sonreía de forma traviesa… Era completamente escalofriante.

-Sabes perfectamente quién soy. Me has visto en tus sueños.

-Esto es… Imposible. –Mi corazón palpitaba fuertemente en mi pecho. ¿Realmente sería la misma persona que vi en mis sueños? ¿Esa persona que espantó las sombras que me estaban despedazando lentamente? Su cara se volvió a iluminar nuevamente por su sonrisa, esta vez más grande y burlona.

-Te queda mucho por aprender, James. En este momento tú más que nadie sabe que nada en este mundo es imposible.

Mi cuerpo se sacudió bruscamente. Un escalofrío cruzó mi cuerpo de pies a cabeza. ¿Qué sabía ese extraño de mí? ¿Se estaría refiriendo a todo lo extraño que me había sucedido en los últimos días?

-¿A qué te refieres? ¿Qué sabes tú de mí? –Se me quebró la voz a final de frase. En ese momento miles y miles de preguntas traspasaban mi mente a una velocidad impresionante.

-Sé mucho y a la vez sé tan poco… Tranquilo, todo llegará en su momento. Por ahora preocúpate de tus seres queridos. Ya casi no queda tiempo.

-¿Tiempo? ¿Tiempo para qué?

La escena empezó a desvanecerse y mi cuerpo se entorpeció y comenzó a tambalearse. -No te preocupes, pronto lo sabrás.

Finalmente su cuerpo se desvaneció entre la suave brisa de verano mientras el mío caía estrepitosamente contra el suelo.

-¿James? James, hijo, ¿Estás bien? ¿Qué te sucede? –Volvía a estar en la cocina con mi madre. Miré por la ventana… nada.

-Mamá, ¿Dónde está el hombre que estaba en la puerta? ¿Qué hago yo aquí si yo hasta hace nada estaba ablando con él?

-¿De qué hablas James? ¿A qué hombre te refieres?

-Mamá, ¿No había hace un momento una persona en el portal de casa? Yo mismo salí a hablar con él y…

-James, cariño, me preocupas.

No me lo podía creer, ¿Realmente no había sucedido nada? ¿Había sido esta, otra de mis visiones? Lo más raro de todo es que no me estaba previendo de nada, era más bien un mensaje… Como si realmente lo hubiera vivido.

-¿Estás bien? –Una vez más, mi madre inquirió en la pregunta.

-Sí mamá. Solo estaba… bromeando.

-Que rarito eres hijo… Bueno, contestando a tu pregunta, no, no pasa nada entre tu padre y yo, bueno, mejor dicho, nada nuevo. Sabes cómo es él: discute y se queja por todo. En estos últimos días está más insoportable que nunca. No puedo más. –La voz de mi madre no acabó la frase. Una vez más la vi llorar ante mí. Me destrozaba verla así.

Alejandro Palma

viernes, 4 de septiembre de 2009

Cumpliendo promesas

Ángel de ojos verdes que con tu mirada cautivaste al mundo en tu descenso, con alas extendidas de fulgor blanco cegador, con ropas diseñadas para dominar las emociones humanas, con una simpatía y carisma de la que es difícil escapar una vez se cae en ellas, con una sonrisa digna de un ángel proveniente del cielo, compañero de la luna con quien comparte su brillo, amigo del sol con quien comparte su calidez...

Bajaste del cielo y te diste a conocer

A este mundo de ignorantes

que no te supieron apreciar,

Con tu dulzura y tu encanto,

¿De ti quién no se iba a enamorar?

Muéstrate ante nosotros y déjanos disfrutar

Del carisma e inteligencia que nos has de brindar.

Revoluciona tus encantos

Y déjanos estupefactos,

Pues belleza parecida no se volverá a contemplar.

Alejandro Palma

domingo, 30 de agosto de 2009

Utopía Vs Realidad

Sueños efímeros,

Ilusiones pasajeras...

Futuro de visión translúcida.

Pensamientos opacos, confusión nítida.

Fue hace más de quince años cuando mi mente experimentó todas estas experiencias en un corto periodo de tiempo.

En ese entonces soñaba con una gran vida en los apartamentos más lujosos de Los Ángeles, con una vida casi perfecta, dedicándome al cien por cien a aquello que me gustaba: el teatro.

Una existencia con matices de colores cálidos y alegres.

Ahora me río de todo aquello... Puesto que no he logrado conseguir nada. Nunca he sido un chico de mucho dinero, pero sí de una gran mente. Mi imaginación se ha elevado a lo largo de mi vida más allá de lo que la mente humana comprende. Tanto es así, que logré crear una quimera de ilusiones que me hicieron soñar con un mundo perfecto, con la alegre utopía que todos deseamos.

En estos momentos vivo en un pequeño vecindario situado a las afueras de Nueva Jersey. Un lugar apartado de la mano de Dios donde los niños juegan con bolsas rotas de basura y sus camiones de bomberos son sustituidos por palos y piedras.

Un lugar donde comprendí que nunca se llega a lo que se quiere en esta vida si no es mediante esfuerzo. Y viviendo en una sociedad como en la que vivímos hoy en día, corrompida por el capitalismo y por el deseo de consumisión, tambien se necesita dinero, muchísimo dinero.

Mi porsche amarillo con llantas de aleación y trescientos caballos de velocidad se ha esfumado de mi imaginación convirtiendose en un escarabajo del año 1980 al cual le cuesta arrancar y que pierde piezas en los trayectos que realizo junto a él.

Mi casa en el centro de la gran ciudad de Los Ángeles se ha convertido en una chabola de veinte metros cuadrados con electricidad robada de los cables de alta tensión que tengo más cercanos.

Mi carrera como actor en los grandes cines de Hollywood ha desenvuelto en repartidor de pizzas a domicilio, un trabajo de media jornada que me da el salario justo para comprar agua y pan todos los días.

Las montañas de dinero que había imaginado ganar con mi carrera como cineasta se han visto transformadas en montañas de basura acumulada en los rincones de mi pequeña y humilde morada...

Lo único que puedo advertiros para ayudaros, es que no hay nada mejor que la realidad y la cercanía al suelo que pisas. Nunca te eleves más alto de lo que puedas alcanzar, porque como todos sabemos, la caída será aún mas dolorosa.

Alejandro Palma

2º Premio: Un nuevo amanecer (Crepúsculo)

Esta vez descubrí que el amor verdadero no residía en una persona la cual conoces desde hace tiempo… No, en mi caso se trataba exactamente de todo lo contrario. Edward llevaba en mi vida poco menos de cuatro años y medio y ya se había convertido no solo en mi razón de existencia sino también en lo que yo consideraba vida, ese término que dejó de existir para mí hace poco con el suceso de mi conversión vampírica.

Las cosas las empezaba a ver desde otro punto después del enfrentamiento con el ejército Vulturi y con los jefes del clan. En mi vida había imaginado que en mí, una chica tan patosa, normal y extraña a la vez, se pudiera hallar semejante poder como el que demostré protegiendo a mi familia de los ataques invisibles de nuestros adversarios y sobre todo protegiendo a mi otro pedacito de vida: Renesmee.

Juntos y sin darnos cuenta nos habíamos embarcado en la grata vida de ser padres por vez primera. Nessie era una niña muy especial a la cual quería con todo mi corazón y mi ser. El problema llegó un día de invierno, cuando ella jugueteaba con Jacob.

-Vaya Nessie, cada vez tienes los colmillos más afilados. –Le oí decir a Jacob. Las carcajadas de Renesmee se oían en toda la casa.

-Venga Jake, ¡No seas tan quejica! –Me encantaba verla tan feliz junto a Jacob, si ella era feliz, yo lo era con ella. Aunque ese día las cosas eran un poco diferentes de lo que antes lo eran… La mirada de Jacob era distinta. Miraba a Nessie de una forma extraña. Me daba la sensación de que planeaba algo…

-Jacob, ¿Puedes venir un momento, por favor? –Intenté que sonara lo más dulce y tranquilizante posible… Pero era malísima para esas cosas. Nervioso, se acercó.

-¿Qué te pasa Bells?, Te noto rara… Crispada.

-Tú sabrás por qué. ¿Qué plan te cruza la cabeza en estos momentos? Sé que tiene que ver con Nessie y que no me gustará para nada. –Odiaba que Edward no estuviera en casa, justo ese día había salido con el resto de la familia a cazar. –Sabes que Edward no tardará en volver y que lo adivinará de todas formas.

Vi como empezaba a temblar, realmente ocultaba algo y se había puesto nervioso con mi pregunta. Estaba claro que no tenía buenas intenciones tampoco. De repente, todo se me aclaró en un segundo. La forma en que miraba a Nessie los últimos días, el acercamiento en aumento a diario… Realmente lo que tenía planeado hacer era aún peor de lo que me imaginaba.

-¡Jacob Black!, ¡No se te ocurra pensar si quiera en ese estúpido plan!, Sabes de sobra que daríamos contigo y que Edward no te dejará escapar vivo si logras hacerlo.

Su cara y su vergüenza dibujada en ella me lo dejaron muy claro, no me estaba equivocando. Jacob quería llevarse a Nessie con él para poder vivir con ella a solas sin tener que preocuparse de los horarios que le habíamos marcado para asistir a verla.

Un par de segundos después, la cara de Jacob pasó de la vergüenza al sufrimiento interno. ¿Me estaría equivocando yo y lo que realmente quería era…? No puede ser.

-Ya veo, lo que planeas no es llevarte a Nessie para quedártela, sino para quitarte la vida provocando a Edward.

Una vez más, su silencio y su rostro le delataron.

-Bella no hables si no sabes. No tienes ni idea del sufrimiento por el que paso día a día. Ver a Nessie con esa cara de inocente belleza, esos pómulos que me recuerdan tanto a los de su madre al igual que los ojos… Todo hasta ahí es perfecto hasta que me sonríe y nuevamente deparo en que es vampira. ¡No puedo vivir así! Viéndola crecer día a día y saber que nunca podré ser más que un amigo para ella. No tienes ni idea Bella.

No podía dar crédito a sus palabras recientemente dichas. Jacob tenía razón y nosotros no podíamos hacer nada para solucionarlo. Me dolía muchísimo ver a mi mejor amigo sufrir de ese modo, pero no, no podíamos ayudarle. Un sentimiento de culpabilidad y tristeza se apoderaron de mi estado en menos de una milésima de segundo.

La escena se había paralizado y no quedaba más que la incertidumbre y la desesperación de Jacob grabados en su rostro, el cual estaba clavado en el suelo con una lágrima naciendo de la cuenca de sus ojos. Nessie estaba ajena a todo esto, pero pudo palpar la tristeza tanto como nosotros. Se acercó a él y le dijo

-Jake, no estés triste… Siempre serás mi lobo favorito

Las lagrimas terminaron por salir de los ojos de Jacob, muriendo en su mentón y arrojándose al vacío.

Alejandro Palma

sábado, 29 de agosto de 2009

La maldición de mi condición

No podía aguantarlo más. Era un dolor insoportable, una angustia perpetua, como si mi cuerpo estuviese sentenciado a años de prisión por un delito que no había cometido.

-“No puede pasar de hoy, Se lo tengo que decir a los dos, sino, sólo Dios sabe lo que puede pasar.” –Pensaba mientras andaba de un lado a otro en la habitación que me había visto crecer y a la cual había dejado abandonada por una temporada que duró diez años.

-¡Sam, la comida está lista!, ¡Bajad a comer o se os enfriará!

Oí la voz de mi madre proveniente de la cocina, a través de las escaleras.

-¡Sí mamá, ya vamos! –Dije gritando desde la cámara de torturas en la que me encontraba.

¿Cómo se lo diría? No estaba preparado para dar aquel enorme paso tan pronto. Sólo habían pasado dos años desde el descubrimiento de mi nueva orientación sexual y tan solo un año desde que vivía con mi pareja Charles. ¿Cómo se tomarían mis padres esta noticia? Con lo déspota que era mi padre y con lo conservadora que era mi madre…

Mi cuerpo se agitaba cada vez más, ¡No lo soportaba!

-Cariño, tranquilízate, verás como todo sale bien. –Me animaba mi novio desde mi cama, sentado con cara de preocupación. ¿Tanto se me notaba?

-Eso lo dices porque no los conoces, y encima, ¿Cómo pretendes que nada más decírselo, te presente como mi novio?

-Sabes que no te presiono Sam, pero deberías hacerlo hoy… A tu padre no le queda mucho tiempo y en lo que muera, tu madre no tendrá la cabeza para más problemas.

Perfecto, justo lo que necesitaba, que me presionasen más recordándome que mi padre se estaba muriendo de Cáncer.

-Gracias cariño, muy alentador.

-¡Sam, Charles! –Una vez más, mi madre aumentaba mi estado de nerviosismo y precipitaba las cosas a un final que yo creía iba a ser trágico.

-¡Ya vamos! –Contestó él por mí. Se levantó del lecho en el que se encontraba y se acercó a mí para abrazarme. –Tranquilo cariño, lo harás fenomenal. Sabes que se te da bien convencer a la gente de la verdad, por algo eres abogado. –Dicho esto, me besó y se dirigió decidido hacia la puerta, la abrió y me señaló la salida invitándome a seguirla.

Bajamos lentamente por las escaleras de madera adornadas con cuadros y fotos de mi infancia intentando hacer el menor ruido posible. No quería que mi madre se percatase muy rápido de que una vez más nos hallábamos en el pequeño recibidor de casa y que siguiera con sus adulaciones hacia mi “compañero de piso”, pero no nos quedaba otra, por lo que valientemente, inhalé una bocanada de aire la cual casi me marea y entré decidido hacia donde estaba el gran comedor.

Increíblemente, no podía dejar de estar fascinado. Todo estaba exactamente igual que cuando me fui de casa a los dieciocho años. Ahora que tenía diez años más, parecía como si el tiempo nunca hubiera hecho su aparición por aquella casa y que el único que había cambiado era yo.

-¡Por fin habéis bajado! Vuestro padre no podía esperar más. –Pero no podía mentirme, los años si habían pasado por aquella casa, aunque solo afectando a mis padres. Ambos estaban más desgastados que nunca. La cara de mi padre reflejaba tristeza y la de mi madre un perpetuo cansancio. El alma por poco se me rompe en pedazos, pero mi padre intentó animar la velada hablando con el tono más gracioso que podía interpretar.

-Sí chavales, me estoy muriendo de hambre. Cariño, ¿Nos sirves ya? –Era difícil mirarlo a la cara cuando tenía miles de tubos conectados a su cuerpo. Unos para la buena respiración y así evitar la asfixia y otros introducidos en sus brazos mediante agujas para suministrarle los medicamentos necesarios. También tenía parches pegados al pecho para medir su pulso, tensión y demás cosas que miden esos aparatos. Era su primer Día de acción de gracias que pasaba fuera del hospital.

-Claro que sí Peter. Sentaos chicos, ahora vengo con la comida. –Dijo haciendo mutis por la puerta que daba hacia la cocina.

-Bueno Sam, ¿Para cuándo nos presentarás a tu novia?

Charles, que en ese momento estaba bebiendo un sorbo de la limonada casera de mi madre, casi se ahoga. Dejó la copa nuevamente encima de la mesa y pidió disculpas.

-Tranquilo papá, tiempo al tiempo, te la presentaré cuando menos te lo esperes.

-Aquí viene la comida. –Dijo mi madre con un tono cantarín trayendo en manos el gran pavo del Día de acción de gracias en una bandeja que parecía pesar mucho.

-Yo la ayudo señora Parker –Dijo Charles haciendo amago de levantarse.

-Tranquilo cariño, estos sesenta y ocho años me habrán quitado miles de cosas, pero la fuerza aún sigue vigente. Gracias de todos modos. –Hizo una pequeña pausa para recomponerse y empezó a servirnos a todos un trozo de pavo. –Bueno chicos, ¿Cómo están las cosas por la gran ciudad?

-Ya sabes mamá. Miles de atracos día a día, violaciones, asesinatos… Nueva York nunca cambiará.

-Ya veo, sin embargo aquí en Nueva Jersey estamos con una temporada de verdadero relax. –Dijo mi padre incorporándose en la conversación.

-Sí, tu pare tiene razón. Pero bueno, sé que no tengo que preocuparme por nada, estás muy bien acompañado y encima eres uno de los mejores abogados del país.

Pude ver por la rabadilla del ojo como Charles se ruborizaba y bajaba la cabeza hacia su plato, reanudando la cena.

-Bueno, no exageres. Sabes que hay mucha competencia por aquí. Y en cuanto a la compañía… Tienes razón, tengo al mejor… Compañero de piso que jamás haya tenido.

Los ojos de mi madre se quedaron abiertos como platos al ver como miraba a Charles y como él no apartaba, ruborizado, su vista del plato. Mi padre la imitó.

-Vaya, debes sentirte orgulloso, ¿Verdad Charles?

-Sí… La verdad es que yo tampoco me quejo del gran… compañero de piso que me ha tocado. –Dijo levantando por fin su vista del plato.

-Creo que ya va siendo hora de acabar con esta pantomima. -Dije en un arrebato.

-¿A qué te refieres Sam? –Mi padre nuevamente se unía a la conversación después de poder parpadear dos veces seguidas. Finalmente, opté por levantarme de la silla y contarles la verdad.

-Pues me refiero a que… -El silencio se apoderó de la estancia. Mi frente lloraba gotas de sudor, y yo estaba más nervioso que nunca, pero justo en ese momento, Charles se levantó a mi lado y me agarró fuertemente la mano. Dándome ánimos desde el silencio. –… Me refiero a que… No soy lo que creéis.

-Hijo, me estás asustando. –Dijo mi madre con el rostro pálido.

-Tranquilícese señora Parker. No es nada malo. –Me apoyó una vez más Charles. Yo también esperaba que no fuera nada malo para ellos.

-Exacto. La verdad es que… Charles no es mi compañero de piso. Es... mi pareja.

Hubo un tremendo silencio en el comedor en ese momento sin contar con el marcapasos de mi padre, el cual no dejaba de emitir su molesto e interminable pitido intermitente, cada vez más rápido. Éste me quedó mirando con cara sombrada, al igual que mi madre.

Me encontraba realmente nervioso. ¿Y sí moría mi padre por la sorpresa?, ¿Y si a mi madre le daba un ataque al corazón? Nuevamente, la mano de Charles me apretó para tranquilizarme y hacerme volver a la realidad.

-Sí, todo ocurrió hace un año. Descubrí que realmente no me gustaban las mujeres, sino que me gustaban los hombres. Papá, mamá… Soy gay y Charles es mi pareja.

Por un momento todo seguía siendo igual y pensé que podría sobrevivir a aquello… Pero me equivoqué. El marcapasos de mi padre se paró y empezó a emitir un pitido que ésta vez no era intermitente. Todos empezamos a gritar y a ponernos más nerviosos de lo que ya estábamos y a acercarnos a mi padre para ayudarle a volver en sí. No podría soportar que hubiera muerto por mi culpa. Pero mi madre ya me había culpado de ello.

-¡Apartate!, ¡Esto es culpa tuya!, ¡Tú le has matado! Espero que estéis contentos tú y tu amiguito.

Charles estaba con el móvil en mano llamando a la ambulancia y yo estaba al lado del cuerpo inerte de mi padre intentando reanimarlo y que no me dejase, que no se fuese. Todo estaba perdido, a mi padre ya le había llegado la hora. No había vuelta atrás.

-¡Peter! ¡Peter, no te vayas! ¡No me dejes! –Mi madre gritaba con el corazón en un puño.

Yo, inmovil y sin una palabra naciente de mi boca, no paraba de llorar, ni ninguno de los que estábamos vivos en la habitación.

Segundos más tarde llegó la ambulancia para llevarse a mi padre. Fue la última vez que lo vi ya que la siguiente vez que lo hice, estaba entre cuatro tablones de madera y a dos metros bajo tierra...

Alejandro Palma

jueves, 27 de agosto de 2009

Refranes y citas varias...

  1. "Una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja."
  2. "Cuando apuntes con un dedo, recuerda que los otros tres te señanalan a ti"
  3. "Siempre que haya en este mundo amigos íntimos, estarán tan cerca como simples vecinos aunque se encuentren en los confines más remotos"
  4. "El mundo está lleno de pequeñas alegrías: el arte consiste en saber distinguirlas"
  5. "Las obras maestras del arte tienen a los ricos por esposos, pero a los pobres por amantes"
  6. "La tierra no tiene sed de la sangre de los soldados, sino del sudor de los hombres."
  7. "Somos lo que hacemos, sobretodo lo que hacemos para cambiar lo que somos"

miércoles, 26 de agosto de 2009

Falsas apariencias

Cuando una máscara se planta sobre el rostro de una persona y ésta se siente cómoda con su presencia, empieza una batalla de personalidades, una batalla para ver quién gana... Si la máscara, o la verdadera identidad del alma... En una ocasión me topé con una situación parecida... Yo me encontraba al borde del abismo. No sabía ni quién era ni qué hacía allí, sólo sabía que aquel no era mi lugar. Momentos más tarde apareció él y me propuso tapar mi identidad con un antifaz de color claro como la inocencia... Mis pensamientos volaron a otro sitio mientras el desconocido aguardaba la respuesta. No paraban de pasar por mi cabeza recuerdos de antaño con mi amado James... ¿Sería esto, por fin, una solución a todos mis problemas?, ¿Podría acabar aquel antifaz con todos estos años que he pasado sufriendo? Mis ojos escrutaban el horizonte mientras el desconocido aguardaba la respuesta. Segundos mas tardes alcé mi rostro hacia él y le tendí la mano para que colocara el antifaz en ella. Él lo hizo con una cara dominada por el éxtasis del momento. Lentamente puse el antifaz sobre mi morena cara y miré nuevamente al horizonte... Todo seguía igual, yo no me sentía distinto. No había ninguna nueva sensación en mi cuerpo que me diera a entender que todo aquello estaba funcionando... Lo miré con la incertidumbre grabada en mi rostro y él empezó a reirse. Carcajada a carcajada, sentía como se reía de mí. Le pregunté el por qué de sus risas y me respondió casi burlandose que ningún antifaz podría solucionar mis problemas, que todo dependía de mí y de nadie más, y me llamó estúpido por creer que un antifaz podría convertirme en otra persona... Seriamente, me dijo que se había acabado el tiempo de esconderse, que había que salir y decirle al mundo lo que era y que con esfuerzo conseguiría que todos me aceptasen tal y como soy... Lo miré con los ojos abiertos a más no poder y con las lágrimas surcando mis mejillas... Ese hombre al cual no conocía de nada tenía toda la razón del mundo. Me levanté decidido y arranqué el antifaz de mi cara y lo tiré por el acantilado en el que nos encontrabamos. Me giré y con cara amable le di las gracias a aquel desconocido...
Alejandro Palma

I'm Back!

Después de tanto tiempo sin inspiración divina de las Musas de todo el mundo, vuelvo con ganas de llenar día a día este espacio con nuevas escrituras de mi imaginación o simplemente fragmentos de canciones/libros/historias que me gusten...

Hoy os pongo un fragmento de una canción que me encanta:

Sin ti mi camino se desaparece, sin ti las espinas son las que florecen, sin ti yo no vivo, sin ti no se escribe la historia del amor. Sin ti mi poema se queda sin versos, sin ti no ilumina la estrella en mi universo. Mis signos vitales van disminuyendo… Ven por favor.

lunes, 1 de junio de 2009

Frases de un enamorado...

Me gustaria sentarme en tus ojos para poder divisar las riquezas del mundo a través de ellos, para apreciar cada color de la vida con una perspectiva distinta a la mía, con unos ojos los cuales me encantaría observar todos los días de mi existencia, ser lágrima naciente de sus cuencas para poder acariciar tus mejillas y recorrer cada centímetro de tu piel hasta llegar a tu mentón y suicidarme callendo a un vacío inexistente que separa nuestras vidas... ¿Por qué?, ¿Por qué he terminado enamorandome de ti?, ¿Por qué no hago más que pensarte día a día mientras imagino tu sonrisa al compás de tu mirada?... Envidio al viento por acariciar tu piel, por prohibirme de esa sensación que quiero experimentar por mí mismo... Por ser más valiente que yo y tener agallas a traspasar la frontera que nos separa.
Alejandro Palma

domingo, 24 de mayo de 2009

Prefacio: Untitled

Corría sin saber a dónde ir por un largo pasillo de tenue luz, con los sentidos puestos al máximo esperando el menor contacto para hacer reaccionar mi cuerpo, la respiración no me daba a más, los pulmones estaban a punto de estallar. Decidí parar y refugiarme en lo que parecía ser una sala vacía, estaba completamente oscura. Me tomé mis pocos segundos para retomar el aliento, pese a estar a oscuras, ahora me sentía a salvo. Opté finalmente por encender la luz de la estancia, al hacerlo mi mente no daba crédito a lo que veía. Me encontraba rodeado de miles de ojos penetrantes que no apartaban su vista de mí, tenían ganas de matarme, lo podía sentir, pero lo más raro de todo era que había algo extraño en aquella escena: una de las miradas de mi alrededor me resultaba conocida y lo peor, sabía que conocía aquellos ojos… ¿De quién eran? Concentré todos mis esfuerzos por reconocer al dueño de dichos ojos pero todo fue en vano, ya que en una milésima de segundo, me encontraba debajo de esas extrañas personas que se morían por arrancarme la piel a tiras. Logré dar un grito de socorro, uno de los más altos que en mi vida había logrado articular, pero todo parecía perdido… la vista se me antojaba borrosa y todo me daba vueltas, sólo veía manchas y sombras a mi alrededor y sentía un dolor inexplicable, insoportable… Inaguantable.

Cuando lo di todo por perdido, cuando pensé que mi último suspiro se acercaba, los asesinos que tenía encima salieron disparados uno por uno a una velocidad increíble hasta desaparecer. Estaba demasiado confuso como para poder dar una explicación racional a ello, pero fue en ese mismo momento cuando me di cuenta de lo que acontecía… Una sombra irreconocible se alzaba victoriosa enfrente de un haz de luz que se filtraba por una puerta. La luminosidad era cegadora y la sombra no era descriptible, pero sabía que me había salvado la vida, o al menos lo poco que quedaba de ella. Esta sombra me parecía completamente irreconocible, su presencia era deprimente, me hacía sentir incómodo... Una sensación realmente desagradable. Intenté reunir las fuerzas suficientes para preguntarle su nombre y cómo había hecho que desapareciera toda esa gente, pero mi cuerpo fue incapaz de soportarlo, por lo que se tambaleó suavemente mientras el dolor y el agotamiento se apoderaron de mí para finalmente vencer todas mis fuerzas y dejar que cayese inerte en el suelo mientras mi visión se iba desvaneciendo poco a poco…

Alejandro Palma